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El biometano industrial como parte del modelo de economía circular

El objetivo del modelo de economía circular es la producción de bienes y servicios de forma sostenible.

Para ello, el consumo y desperdicio de recursos (materias primas, agua y energía) deben limitarse, lo que implica reducir la producción de residuos, la reutilización y reciclaje de los generados en otros productos o servicios de valor añadido.

Se trata de romper con el modelo lineal actual, basado en extraer, consumir y tirar, por uno circular, sostenible, donde se produce, consume, gestiona y se valoriza.

Uno de los desafíos para aplicar este modelo de economía circular es la gestión de los residuos orgánicos, cuyo volumen de producción es elevado y conlleva un notable impacto ambiental y para la salud.

Parte de estos residuos orgánicos son los que se originan en empresas de preparación y manipulación de alimentos, granjas agrícolas y ganaderas, comercios (desperdicios de restaurantes, bares, carnicerías, etc), siendo considerados residuos industriales.

Estos residuos orgánicos industriales deben ser gestionados teniendo en cuenta los principios de economía circular para resolver la problemática que generan (contaminación, emisiones de gases de efecto invernadero, etc.).

La producción de biogás y biometano industrial a partir de estos residuos orgánicos puede ser la solución, favoreciendo la gestión circular de los residuos, contribuyendo a la producción de energía renovable y al desarrollo sostenible del sector agroalimentario.

 

La gestión de los residuos orgánicos de origen industrial

En 2030, los residuos deben ser materias primas reintroducibles en el ciclo de la economía, evitando el vertido de todo aquel residuo que sea reciclable.

Este es el objetivo marcado por la Unión Europea (EU) que deben alcanzar los Estados miembros, y es por ello que España ha llevado a cabo la revisión de la normativa de residuos y suelos contaminados.

La nueva Ley de Residuos centra sus objetivos en la prevención y reducción de la generación de residuos y de los impactos adversos que se derivan de su generación y gestión, la reducción del impacto global del uso de recursos y la mejora de la eficiencia de dichos usos.

Esto implica aplicar una gestión de los residuos basada en los principios jerárquicos de prevención o reducción, reutilización, reciclaje, valorización y eliminación.

En el caso de los residuos orgánicos de origen industrial, la gestión va dirigida a la valorización energética, de forma que el residuo pase a convertirse en un recurso.

En base a estas premisas, los planes y programas de gestión de residuos orgánicos industriales deben incluir medidas para impulsar:

  • La recogida separada de residuos orgánicos destinados a compostaje o a la digestión anaerobia.
  • El tratamiento de los residuos orgánicos en instalaciones específicas sin que se produzca mezcla con otros residuos y de forma que se logre un alto grado de protección del medio ambiente.
  • El uso del compost producido a partir de los biorresiduos, ambientalmente seguro, en el sector agrícola, jardinería y para la regeneración de áreas degradadas, en sustitución de otras enmiendas orgánicas y fertilizantes minerales.

Además, para adaptarse a la normativa y estar en línea con los objetivos del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030, las empresas deberán procurar:

  • Reducir la cantidad de residuos generados.
  • Maximizar la reutilización y el reciclaje.
  • Disminuir las emisiones de CO2 y gases de efecto invernadero por la generación de residuos.
  • Poner las medidas necesarias para separar en origen los biorresiduos.
  • Implementar métodos de transformación de los propios residuos orgánicos generados en fuentes de energía renovables como el biogás, el biometano, el biocombustible o los biofertilizantes.

 

El potencial del biometano industrial

Según la Comisión Europea, España es uno de los tres países con mayor potencial de residuos convertibles en biometano, junto a Francia y Alemania.

Un potencial en residuos orgánicos cuya procedencia en buena parte viene de la industria agroalimentaria, con amplio desarrollo en nuestro país.

En este sector se generan gran cantidad de residuos que pueden ser aprovechados para la producción de biogás y biometano. Desde harinas, grasas, jarabes, restos cárnicos, purines y estiércol, restos vegetales, lodos de depuradora, etc.

De hecho, el desarrollo potencial actual de plantas de biometano en España, a partir del sector agroindustrial, EDAR y RSU, equivaldría a una producción anual estimada de 40 GWh, una inversión estimada de 12 M€, 8 empleos directos y 10 empleos indirectos generados por planta.

Como particularidad añadida a la producción de biogás y biometano agroindustrial, esta, además, puede llevarse a cabo incluso a pequeña escala. Es decir, a partir de la gestión de los residuos orgánicos generados por la propia empresa, aprovechando la energía generada para el consumo propio o para su comercialización.

Para ello, se requiere de la instalación de plantas de biogás de autoconsumo o smallbiogás, personalizadas, a escala y modulares.

El biogás obtenido puede ser utilizado para el consumo energético propio, almacenado o bien comercializado, generando un ingreso extra a los propietarios de la instalación. Y si este biogás es purificado (biometano), puede ser inyectado en la red gasista para su distribución.

De esta forma, se puede establecer un modelo de economía circular dentro del sector agroindustrial, además de contribuir a los objetivos de descarbonización, aprovechando su potencial para la producción de biometano industrial.

 

Fertilizantes orgánicos y compost para cerrar el ciclo

Además del biogás y el biometano, la gestión de los residuos orgánicos industriales mediante este tipo de valorización energética (digestión anaerobia) permite también el aprovechamiento del digestato generado para la producción de fertilizantes orgánicos y compost.

Este último paso terminaría por cerrar el ciclo del carbono, completando el proceso de gestión integral de los residuos orgánicos, según el modelo de economía circular.

Esto, además, conlleva una serie de beneficios como la reducción del uso de fertilizantes sintéticos, la recuperación de suelos y su capacidad para captar carbono y retener agua, así como la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero.

La obtención de biofertilizantes y enmiendas orgánicas a partir de los digestatos también supone unos beneficios económicos para la planta de biometano y una mejor sostenibilidad ambiental.

 

La producción de biometano industrial es una solución válida, eficaz y sostenible para la gestión de los residuos orgánicos de empresas del sector agroalimentario, que encaja con el modelo de economía circular.

Si quieres conocer el potencial de producción de biometano a partir de los residuos orgánicos generados en tu industria, puedes hacer uso de la siguiente herramienta que ponemos a tu disposición:

Calculadora Biometano

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