La necesidad de buscar alternativas energéticas sostenibles ha llevado al modelo danés de producción de biogás a acaparar la atención en los últimos meses.
Este modelo de biogás ha sido ampliamente reconocido como un éxito en la gestión sostenible de residuos orgánicos y la producción de energía renovable.
No en vano, Dinamarca cuenta con más de 40 años de experiencia en el desarrollo de plantas de biogás, lo que le ha permitido posicionarse como el país europeo líder en la inyección de biometano en la red. El país cuenta con más de 200 plantas de biogás y 55 plantas de biometano, produciendo 4.166 GWh de electricidad renovable al año y cubriendo el 29% de su consumo de gas.
Dada la abundancia de recursos agrícolas y ganaderos, España tiene el potencial de replicar este modelo danés del biogás para promover la sostenibilidad, la independencia energética y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Una historia de éxito en el desarrollo del biogás en Dinamarca
La crisis del petróleo de 1973 dio impulso al desarrollo de tecnologías energéticas alternativas, como la eólica, la biomasa y el biogás, en Dinamarca.
Las primeras plantas de biogás que se instalaron en Dinamarca eran pequeñas y de autoconsumo, diseñadas para abastecer de electricidad a la red eléctrica y generar energía térmica para la red de calor local. Los digestatos que se generaban eran aprovechados para la fertilización de las tierras de cultivo.
Estas plantas fueron evolucionando hacia instalaciones centralizadas de mayor tamaño, de forma que, a principios del siglo XXI, las plantas de biogás danesas habían pasado de tener una capacidad de 100.000 t anuales a 400.000 t.
El país se había marcado el objetivo de obtener el 100% de su energía de fuentes renovables para el año 2050, y el biogás se convirtió en un vector fundamental en aquellos sectores donde la electrificación no es eficiente.
A partir de 2012, Dinamarca implementó una política de subvenciones que garantizó precios a largo plazo y generó confianza en los inversores. Esto permitió el impulso de la instalación de grandes plantas de biometano, que actualmente aportan el 30% del gas distribuido en la red.
Gracias a esta producción de biogás y biometano, Dinamarca ha logrado una reducción de gases de efecto invernadero equivalente a 1,3 millones de toneladas de CO2.
Las claves del éxito del modelo danés
El modelo danés de producción de biogás se basa en tres ejes fundamentales: eficiencia, profesionalización e inversión.
La búsqueda de eficiencia los ha llevado a la instalación de grandes plantas centralizadas de codigestión, con tanques reactores de mezcla continua (CSTR), e instalaciones propias para la transformación del biogás a biometano, que se inyecta de forma directa a la red de gas natural, evitando pasos intermedios para su uso.
Para garantizar la eficiencia en la producción de biometano, el gobierno danés ha establecido una cuota del 75% de deyecciones ganaderas en la mezcla de sustratos para la codigestión.
Estos sustratos, junto con residuos del sector agroalimentario, han demostrado ofrecer los mejores resultados en cuanto a producción de biogás, por lo que esta proporción de mezcla en la codigestión se ha convertido en un requisito para que los proyectos sean elegibles.
La profesionalización en la gestión de las plantas de biogás, la optimización de recursos y la correcta gestión de los residuos orgánicos y digestatos generados son también aspectos fundamentales del éxito del modelo danés, adquiridos tras 40 años de desarrollo del sector.
Además, el desarrollo de este modelo también ha contado con medidas de apoyo económico implementadas por el gobierno danés, trámites administrativos simples y disponer desde 2012 de un sistema nacional de certificados de biogás verde. Algo que ha contribuido a poner en valor el biogás generado.
¿Por qué España puede replicar este modelo?
España se encuentra entre los países europeos con mayor potencial para la producción de biometano. Con una importante industria agropecuaria y agroalimentaria, el país cuenta con los recursos necesarios para replicar el modelo danés.
Además, la tecnología para la producción de biogás y biometano está madura y se dispone de infraestructura gasista adecuada para la distribución del biometano.
El país se ha comprometido a aumentar la cuota de energías renovables en su matriz energética, y el biogás podría desempeñar un papel crucial en la consecución de este objetivo. Al replicar el modelo danés de biogás, España estaría dando un paso importante hacia la sostenibilidad y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
La implementación de plantas de biogás y biometano podría generar empleo en las zonas rurales, además de promover un modelo de desarrollo sostenible que beneficie a las comunidades locales. Esto no solo ayudaría a impulsar la economía local, sino que también contribuiría a la reducción de la despoblación en las áreas rurales de España.
Desafíos que España debe afrontar para replicar el modelo danés de biogás
Uno de los desafíos que afrontar para el desarrollo del biogás en España es la gestión del digestato.
Los digestatos en Dinamarca se utilizan como fertilizante para los cultivos destinados a la alimentación animal, pero en España, su gestión requiere de la participación de múltiples actores para cerrar el ciclo de valorización.
Además de esta gestión de los digestatos, el gobierno español se enfrenta al reto de establecer un marco regulatorio claro y políticas de apoyo que fomenten la inversión en infraestructuras de biogás y la producción de energía renovable a partir de residuos orgánicos.
Estas políticas deberán incluir incentivos para la inversión en tecnologías de biogás, así como regulaciones que faciliten la conexión a la red eléctrica y la inyección de biometano en la red de gas natural.
La implementación de incentivos económicos, como primas a la producción, tarifas de inyección a la red y beneficios fiscales, podría estimular la participación del sector privado en el desarrollo de proyectos de biogás. Estos incentivos ayudarían a compensar los costos iniciales de inversión y hacer que los proyectos de biogás sean más atractivos desde el punto de vista económico.
Además, también es necesario que el país invierta en la modernización de la red de distribución de biometano para garantizar su integración eficiente en el sistema energético. Algo que requiere la colaboración entre el gobierno, las empresas de energía y el sector agropecuario y agroalimentario para establecer una red sólida de infraestructuras de biogás en todo el país.
La sensibilización y educación sobre los beneficios del biogás y la gestión sostenible de residuos son clave para obtener el apoyo de la sociedad y de los actores involucrados en el sector. Se deben llevar a cabo campañas de concienciación para informar a la población sobre el potencial del biogás como fuente de energía renovable y los beneficios ambientales y económicos asociados con su producción.
El modelo danés de producción de biogás ha sido un éxito en Dinamarca, donde se ha logrado una significativa reducción de emisiones de CO2 y una importante contribución a la independencia energética del país. España tiene el potencial para replicar este modelo, aprovechando su industria agropecuaria y agroalimentaria, así como su infraestructura gasista.
A pesar de los desafíos que enfrenta, el país puede seguir el camino de Dinamarca hacia una gestión más eficiente y sostenible de los residuos orgánicos, apostando por el biogás y el biometano como fuentes de energía renovable.
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