La transición energética, la descarbonización de la economía y la urgente necesidad de lograr una independencia energética son uno de los principales objetivos en los que se centran las administraciones públicas y organizaciones de múltiples sectores en todo el mundo.
En Europa, el Pacto Verde Europeo dejó marcados unos objetivos de reducción de emisiones, penetración de las energías renovables en el mix energético y la gestión eficiente de los residuos, que los estados miembros deben cumplir para lograr las cero emisiones netas en 2050.
Ante las actuales perturbaciones y dificultades del mercado mundial de la energía, la Comisión Europea ha presentado el plan REPowerEU que contempla medidas para el ahorro energético, la diversificación del suministro de energía y el despliegue acelerado de las energías renovables.
Este nuevo plan pretende dar impulso para lograr cumplir con los objetivos climáticos fijados en el Pacto Verde Europeo, establecer el modelo de economía circular y garantizar la seguridad del suministro energético en Europa.
Dentro de las iniciativas de este plan REPowerEU se encuentra la creación de un Plan de Acción sobre el biometano, que incluye una Alianza Industrial del Biometano.
El objetivo de esta iniciativa es estimular la cadena de valor de este gas renovable y lograr una producción de 35 bcm para 2030, en particular a través de la política agraria común (PAC).
Pero, ¿por qué este interés por el biometano?
El interés por este gas renovable se debe a su versatilidad, lo que permite el poder usarlo en diferentes sectores, incluidos los de difícil electrificación como el transporte pesado, y ser capaz de sustituir al gas natural de origen fósil, en todos sus usos y usando la misma infraestructura.
La tecnología para su producción está madura, lo que facilita su desarrollo. Y el hecho de que pueda obtenerse a partir de la valorización energética de los residuos orgánicos, enmarca el proceso dentro del modelo de economía circular.
En sectores como el industrial, el agrícola o el ganadero, la producción de este gas renovable facilita el autoconsumo energético, a través de la gestión de sus propios residuos orgánicos, lo que contribuye al desarrollo económico y social de los entornos rurales.
La producción de biometano es uno de los procesos de generación de energía más efectivos para reducir las emisiones de GEI y la dependencia energética a corto plazo, y por esto resulta clave para lograr un futuro sostenible.
Biometano a partir de residuos orgánicos
El punto de partida para la obtención de biometano es la valorización energética de los residuos orgánicos por medio del proceso biológico de la digestión anaerobia (ausencia de oxígeno).
Esta digestión anaerobia se produce en unos reactores herméticos (digestores), donde se mantienen unas condiciones controladas de temperatura y pH.
Con este proceso se obtiene el biogás, cuya concentración en metano (CH4) está entre el 50-70%, conteniendo además CO2 y otras impurezas.
La purificación de este biogás, mediante las técnicas de upgrading, es el siguiente paso necesario para la obtención de biometano.
El upgrading implica la separación del CO2 y resto de impurezas, concentrando el contenido en CH4 hasta valores de aproximadamente el 90%.
El biometano resultante es un gas limpio, completamente renovable y apto para ser transportado por los gasoductos de gas natural o como biocombustible vehicular.
Biometano para la inyección a la red del sistema gasista español
La primera inyección de biometano en la red gasista de Nedgia (distribuidora del grupo Naturgy) tuvo lugar en septiembre de 2021, como avance del proyecto UNUE.
Este proyecto, desarrollado por Enagás Emprende y Suma Capital, tiene como objetivo producir e inyectar 20 GWh anuales de biometano en el sistema gasista, mediante la instalación de un conjunto de plantas generadoras de biometano.
La primera planta instalada se encuentra en Burgos y si se cumple con el objetivo, la producción de biometano supondría una reducción de emisiones de aproximadamente unas 30.000 toneladas equivalentes de CO2.
Para que el biometano, generado en una planta como la del proyecto UNUE, pueda ser inyectado en red debe cumplir unos requerimientos definidos por normativa para diversos parámetros: contenido mínimo en CH4, contenido máximo en CO y CO2 (2%), en hidrógeno (5%) o en oxígeno (1%).
La inyección en red se suele realizar mediante la denominada “logística de gasoducto virtual” que consiste en el transporte del biometano generado, comprimido a 250 bar en camiones hasta el gasoducto real. Una vez en este, se controla la temperatura y el caudal para proceder con la inyección.
Este sistema de inyección implica la necesidad de disponer de una etapa de comprensión del biometano a alta presión integrada en la planta y un sistema para la operación de descarga en el gasoducto real.
El proyecto UNUE no es más que el ejemplo de la primera planta de biometano que inyecta el gas renovable producido en la red gasista.
Tras esta le siguen otros proyectos en desarrollo, como la planta de biometano de La Galera, en Tarragona, entre otros.
Biometano para la movilidad sostenible
La inyección en la red gasista no es el único uso destacado de este gas renovable.
El biometano juega también un papel importante en el avance hacia una movilidad sostenible.
Este gas renovable puede ser utilizado como biocombustible en vehículos de transporte pesado cuya electrificación no resulta viable.
Se trata de una opción real para el transporte por carretera que, de hecho, ya es habitual en Europa, empleado como mezcla con otros gases: un 18% del gas empleado por los transportistas profesionales, llegando a porcentajes del 95% en Suecia y del 90% en Países Bajos.
La EBA (European Biogas Association) considera que el biometano es actualmente el único combustible, además de la electricidad verde, de fácil disponibilidad para poder lograr una descarbonización rápida de todas las áreas de transporte.
Y en España, Gasnam, la asociación que fomenta el uso del gas en la movilidad, señala la necesidad de aportar por este gas renovable al ofrecer la oportunidad para un despliegue rápido, la fabricación de motores y automóviles en la UE y un impacto positivo directo en la descarbonización de todos los segmentos del transporte, desde los vehículos ligeros al transporte pesado por carretera, el ferroviario y el marítimo, estos últimos de difícil electrificación.
El biometano es una solución energética inmediata y eficiente para el desarrollo de una economía circular, el avance de la transición energética y la movilidad sostenible. En definitiva, la producción de biometano forma parte de un futuro sostenible.