En los últimos años, la producción de biometano en Europa ha mostrado un crecimiento sostenido, impulsado por incentivos gubernamentales, normativas favorables y una mayor concienciación sobre la necesidad de reducir la dependencia de los combustibles fósiles.
Alemania es el país que lidera el sector, con más de 250 plantas de producción, seguido por Francia, que ha implementado políticas dirigidas al aumento de su capacidad de generación.
Otros países como Dinamarca y Suecia han apostado por el biometano como una pieza clave en su estrategia de descarbonización, destinando inversiones a la construcción de nuevas infraestructuras y promoviendo su uso en sectores clave como el transporte y la industria.
Sin embargo, a pesar de su alto potencial, España se encuentra significativamente rezagada en comparación con el resto de Europa, con un progreso más lento.
Así, en 2023, el país tan sólo contaba con 11 plantas de biometano en activo, 7 de las cuáles con conexión a la red de distribución, y la producción de gas renovable fue de 252 GWh. Dicha producción viene a representar el 0,1% de la demanda nacional de gas, lo que indica un amplio margen de crecimiento.
A diferencia de otros países europeos, España aún no ha establecido un marco normativo sólido que favorezca la producción y distribución de biometano. Un factor que, junto a la ausencia de ayudas específicas y de un mercado estable que impulsen la inversión privada en el sector, explican el retraso en el desarrollo de este sector en el país.
Para el año 2025, se espera que el biometano gane mayor protagonismo en el mix energético europeo.
Su desarrollo dependerá de la combinación de políticas regulatorias, avances tecnológicos e inversiones estratégicas. Así, se prevén cambios significativos que podrían impulsar el crecimiento del sector tanto en España como en el resto del continente.
Expansión del biometano en Europa
La Asociación Europea del Biogás (EBA) ha identificado al biometano como un recurso estratégico para la descarbonización del sector energético y la seguridad del suministro en Europa.
La UE ha impulsado diversas estrategias para aumentar la producción, como el Plan REPowerEU, que busca alcanzar los 35.000 millones de metros cúbicos de biometano anuales en 2030.
Países como Francia, Alemania y Dinamarca han liderado este desarrollo gracias a políticas de apoyo que incluyen precios garantizados, subsidios a la producción y una red de infraestructuras adecuada para la inyección del biometano en el sistema gasista. Francia, por ejemplo, cuenta con más de 500 plantas operativas, mientras que Alemania tiene unas 365.
Este crecimiento en Europa responde a la necesidad de reducir la dependencia del gas natural de origen fósil, especialmente tras la crisis energética de 2022-2023.
Las previsiones indican que el biometano continuará expandiéndose en el continente en 2025, impulsado por la inversión privada y el respaldo de la UE.
España: Un mercado con potencial, pero con obstáculos regulatorios
España cuenta con un enorme potencial para la producción de biometano debido a su alta generación de residuos agroindustriales y urbanos, pero el desarrollo del sector sigue siendo limitado.
La industria del biometano en España reclama políticas de apoyo similares a las europeas, con incentivos fiscales, un sistema de precios regulados y mayor facilidad para la inyección del biometano en la red gasista.
Si en 2025 España avanza en la creación de un marco regulador favorable, el sector podría experimentar un crecimiento acelerado y aprovechar su alto potencial de producción.
Expansión de infraestructuras y nuevos proyectos
Uno de los principales desafíos para el desarrollo del biometano en España es la falta de infraestructuras para su distribución. La escasa presencia de plantas de producción y la falta de puntos de inyección en la red de gas natural limitan la viabilidad del sector.
Sin embargo, el interés de grandes compañías energéticas como Repsol ha generado expectativas de inversión en nuevas plantas. Aunque el crecimiento ha sido lento, el sector privado ha identificado oportunidades en la valorización de residuos para la producción de biometano.
En Europa, en cambio, la expansión de infraestructuras ha sido más acelerada. Países como Alemania han desarrollado una red de plantas de producción bien integrada con su sistema gasista, permitiendo que el biometano pueda competir en el mercado energético con el gas natural convencional.
Para que España logre cerrar esta brecha, será necesario que en 2025 se realicen inversiones en infraestructuras que permitan aumentar la producción y mejorar la distribución del biometano.
Perspectivas de inversión y demanda del biometano
El biometano ha despertado un creciente interés en el sector privado en Europa, ya que se perfila como una alternativa viable para reducir las emisiones en sectores como el transporte y la industria. La demanda por parte de grandes consumidores industriales está aumentando, impulsada por los compromisos de descarbonización de la Unión Europea.
Las tendencias para 2025 indican que:
- Se espera un mayor interés de la industria y el transporte en el uso de biometano como sustituto del gas fósil.
- Habrá nuevas inversiones en plantas de producción y proyectos de valorización de residuos.
- La UE continuará promoviendo la producción de biometano como parte de su estrategia climática.
Sin embargo, en España estas inversiones dependerán de que el gobierno implemente un marco normativo más favorable y garantice incentivos que hagan atractivo el sector para los inversores.
Retos y oportunidades para 2025
El biometano se enfrenta a varios desafíos en su camino para convertirse en una fuente de energía consolidada en Europa y España. Aunque las perspectivas son optimistas en países líderes del sector, España deberá superar importantes barreras para aprovechar su potencial.
Los principales retos incluyen:
- Falta de incentivos económicos y estabilidad regulatoria en España.
- Necesidad de ampliar la infraestructura de producción y distribución.
- Mayor integración del biometano en los mercados energéticos europeos.
A pesar de estos obstáculos, las oportunidades para 2025 son considerables:
- España tiene un alto potencial de producción, que podría convertirlo en un actor relevante en el mercado del biometano si se implementan políticas adecuadas.
- El sector privado ha mostrado interés creciente en desarrollar proyectos de biometano.
- El compromiso de la UE con la producción de biometano podría acelerar su crecimiento en el continente.
Si España logra establecer un marco regulador que fomente la inversión y garantice la viabilidad del biometano, el sector podría experimentar un crecimiento significativo en los próximos años, alineándose con las tendencias europeas.
En definitiva, el año 2025 será crucial para determinar si España logra cerrar la brecha con otros países europeos y consolidar su posición en el mercado del biometano. La oportunidad está sobre la mesa.
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