La digestión anaerobia de los residuos orgánicos para la producción de biogás y biometano es un proceso que requiere de unas condiciones adecuadas para tener rendimiento óptimo.
Uno de los aspectos fundamentales a tener en cuenta es el tipo de sustrato o residuo orgánico del que se va a obtener el gas renovable.
Según sean las características de este residuo orgánico, se puede optar por mezclar distintos tipos de residuos orgánicos y llevar a cabo un proceso de codigestión.
El objetivo de esta mezcla de residuo no es otro que mejorar el balance de nutrientes y las características fisicoquímicas del sustrato final, haciendo que el sistema se estabilice, optimizando el proceso.
La codigestión de residuos orgánicos es una opción sostenible y rentable para la gestión de residuos orgánicos por las ventajas que supone.
Los diferentes tipos de residuos orgánicos como materia prima
Para pensar en llevar a cabo un proceso de codigestión primero es necesario conocer los distintos tipos de residuos orgánicos que se pueden utilizar como materia prima.
Los orígenes de estos residuos orgánicos pueden ser bien diferentes. No obstante, es en el sector agroalimentario donde se generan en mayor cantidad.
Dentro de este sector, los principales tipos de residuos son:
- Residuos orgánicos de la industria ganadera: estiércol y purines. El estiércol es el que ofrece mejores rendimientos. Por su parte, los purines contribuyen en gran medida con oligoelementos útiles para la digestión anaerobia, y actúan como diluyente y efecto tampón en el digestor. También se pueden valorizar los lodos de las plantas de tratamiento de aguas residuales de las explotaciones ganaderas.
- Residuos de la industria alimentaria: se pueden aprovechar los productos perecederos y de rechazo, los residuos generados en los procesos de envasado y transformación, y las hojas, tallos y material leñoso de los cultivos. Una fracción especial dentro de este grupo son los residuos sandach, que se corresponden a los subproductos animales no destinados al consumo humano.
- Residuos procedentes de la producción de bebidas alcohólicas: pieles del lúpulo y de la uva, u otros desechos de las destilerías, del hollejo y de la poda de las vides de la industria vinícola.
- Residuos de la industria aceitera: son los generados durante la producción de aceites vegetales como el de ricino, cacahuete, colza, lino, coco, cáñamo, palma, soja, girasol y aceituna (alperujo).
- Residuos de la industria del cereal o de cultivos energéticos: los desechos generados en las cosechas (granos descartados, polvo del silo, etc), la paja de arroz y otros productos residuales de los procesos industriales (cáscaras del grano, salvado, etc).
A estos tipos de residuos orgánicos agroalimentarios, hay que sumar también los residuos orgánicos municipales y los lodos de depuradora procedentes del tratamiento de aguas residuales.
Las ventajas del proceso de codigestión
Atendiendo a los diferentes tipos de residuos orgánicos que pueden ser valorizados para la obtención de biogás o biometano, aplicar un proceso de codigestión va a suponer una serie de ventajas:
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- Permite aprovechar las sinergias de las mezclas y, de esta forma, compensar las carencias que puedan darse para cada tipo de residuo por separado. La producción de biogás será más eficiente.
- Las instalaciones para el tratamiento de residuos se pueden compartir para tratar los residuos de distinto origen (ej. asociaciones ganaderas, mancomunidades, etc.). Esto permite unificar la metodología de gestión y rentabilizar la instalación.
- Se amortiguan las variaciones temporales de producción y composición que pueden afectar a cada residuo por separado.
- Se reducen los costes de inversión y explotación.
La selección del tipo de residuo orgánico y la proporción de mezcla debe ser la adecuada para lograr el máximo rendimiento en la producción de biogás y biometano.
Las plantas de codigestión de residuos
El proceso de codigestión se suele llevar a cabo en las plantas de autoconsumo.
Estas son plantas centralizadas, de un tamaño medio o grande, en las que el proceso de digestión anaerobia debe resultar estable a largo plazo.
Llevar a cabo un proceso de codigestión de residuos orgánicos en este tipo de plantas supone una solución rentable para las grandes industrias del sector agropecuario y agroalimentario, o para los gestores de residuos.
El gas renovable que se genera puede ser empleado para abastecer a la propia instalación y empresas productoras de los residuos, así como ser comercializado.
Como versión a pequeña escala de estas plantas de autoconsumo, se encuentran las plantas smallbiogas, con un diseño personalizado, a escala y modular.
Estas plantas se encargarían de procesar los residuos orgánicos procedentes de la industria ganadera (purines y estiércol), los lodos de aguas residuales de esta misma industria o los residuos generados en la industria agroalimentaria.
El biogás generado en las plantas smallbiogas también se utiliza para el autoconsumo.
Alperujo y purines como ejemplos de codigestión
Un ejemplo de tratamiento mediante codigestión lo tenemos en la planta de biometano de Jabalquinto (Jaén).
En esta planta se van a procesar hasta 140.000 toneladas al año de diferentes biorresiduos, principalmente alperujos y purines porcinos, para convertirlos en biometano equivalente a alrededor de 60 GWh de energía.
El proyecto, promovido por Genia Bioenergy, Enagás Renovables y el Grupo Valora, va a suponer un ahorro de emisiones de CO2 equivalente a unas 120.000 toneladas anuales.
Y el objetivo del mismo está en línea con el Plan de Economía Circular de Europa (Directiva UE 2018/850) sobre gestión, tratamiento y valorización de los residuos para los municipios, la Ley de Cambio Climático y Transición Energética del Gobierno de España, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030 y la Estrategia Energética de Andalucía 2030.
Además del biometano, el proyecto también cuenta con el aprovechamiento de los digestatos para la obtención de fertilizantes y enmiendas orgánicas.
La codigestión de residuos orgánicos es, por tanto, una alternativa interesante para potenciar la producción de biometano en el sector agroalimentario, agropecuario y en los municipios, y contribuir así a la transición energética y la descarbonización de la economía, de forma sostenible.
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