El GNL o gas natural licuado es el gas natural en estado líquido, obtenido mediante un proceso de enfriamiento a -162˚C.
En este estado, el gas ocupa un volumen de hasta unas 600 veces menor que en estado gaseoso, por lo que resulta más fácil de almacenar y transportar, y supone un coste menor.
El GNL, además, tiene como características físicas y químicas que es un combustible inodoro e incoloro, y no es tóxico ni corrosivo, lo que lo convierte en un combustible ideal para el transporte.
Al mismo tiempo, su combustión no produce azufre ni emite partículas contaminantes, situándolo como una alternativa para el transporte que resulta más respetuosa con el medioambiente. Con el GNL se puede llegar a reducir las emisiones de CO2 hasta en un 30%.
Todas estas características lo hacen especialmente importante para los puertos que se encuentran cerca de grandes ciudades, de cara a su uso como combustible para el transporte marítimo. Y más aún, si tenemos en cuenta que puede ser sustituido, en un futuro próximo, por combustibles cero o casi cero emisiones, como el bio-GNL o el GNL-sintético.
El papel del GNL en la descarbonización del transporte marítimo
El transporte marítimo es el encargado del transporte del 90% de las mercancías, siendo responsable de la emisión a la atmósfera de algo más de 1.000 millones de toneladas de gases de efecto invernadero (GEI) cada año.
Esto equivale a cerca del 3% de todas las emisiones de origen humano, según datos del “Cuarto Estudio de la Organización Marítima Internacional (OMI) sobre los gases de efecto invernadero del transporte marítimo”.
Debido a esto, el sector figura como uno de los prioritarios en la transición energética, y tiene marcado el ambicioso objetivo de reducir sus emisiones anuales de gases de efecto invernadero en, al menos, un 50 % en 2050.
Y para lograr este objetivo, el transporte marítimo necesita basarse en combustibles más limpios que los convencionales, como el GNL, que abran el camino hacia otros de cero emisiones.
Con el GNL se pueden llegar a reducir las emisiones en un 30%, por lo que su uso en el sector de la navegación ha aumentado en los últimos años.
En estos momentos, ya hay unos 355 buques propulsados por gas licuado, incluidos cruceros, y pedidos 521 más, según la plataforma de DNV.
Este aumento en el número de buques propulsados por GNL ha obligado también a fomentar la construcción de buques de suministro (bunkering) y su posicionamiento en puertos clave para las rutas marítimas.
En el caso del Puerto de Barcelona, por ejemplo, la introducción del GNL ha ayudado a romper los esquemas preestablecidos e inercias adquiridas a lo largo de décadas de uso de los combustibles tradicionales.
La realización de proyectos piloto, como Cleanport o Core LNGas hive, han permitido realizar los análisis de riesgos necesario para el suministro seguro del combustible y han facilitado el desarrollo de la cadena logística de suministro.
Esto ha validado al GNL como combustible técnicamente viable y seguro, y ha facilitado su penetración posterior como combustible para buques, abriendo camino a la futura introducción de otros combustibles de igual o mayor complejidad desde el punto de vista de la seguridad y con cero emisiones, como el hidrógeno o el amoniaco.
¿Por qué usar GNL en el transporte marítimo?
Así, las ventajas que ofrece el GNL para el transporte marítimo las podemos enumerar de la siguiente manera:
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- El uso del GNL en el transporte marítimo es una solución eficaz y sostenible para lograr los objetivos de descarbonización a largo plazo de la UE y los objetivos de emisiones de 2030.
- El GNL es capaz de abastecer con suficiente energía a un barco para su correcto funcionamiento y realización del trayecto que precise.
- El cambio de los combustibles tradicionales a GNL en el sector marítimo puede suponer una reducción inmediata de las emisiones de CO2 de hasta un 30%.
- El GNL permite cumplir el límite de azufre en combustibles de buques, implementado por la Organización Marítima Internacional (OMI) en enero de 2020. Este nuevo límite supone una reducción del 77% de las emisiones totales de óxidos de azufre producidas por los buques.
- El uso del GNL en el transporte marítimo contribuye a prevenir la lluvia ácida y la acidificación de los océanos, y con ello a la conservación del medio marino.
- A corto plazo, el uso del GNL en el transporte mejoraría de forma rápida la calidad del aire de las zonas urbanas, especialmente en los puertos y las costas.
- Con el GNL se evitarían los vertidos de petróleo provocados por accidentes, además de los causados por las tareas rutinarias de mantenimiento y limpieza y derrames accidentales de carga y descarga, responsables de un 19% de los vertidos.
- La eficiencia, el alto rendimiento y la mayor autonomía del GNL hace que se abaraten los costes de combustible, aumentando la competitividad del sector y de las empresas asociadas.
- La movilidad marítima mediante el GNL permitiría diversificar las fuentes energéticas y reducir la dependencia energética del petróleo.
Todas estas ventajas, junto al diseño de un sistema de transporte eficiente y el compromiso de todos los actores implicados, hacen del GNL un elemento clave para un transporte limpio y sostenible.
Con las reservas actuales de gas natural se abastecería de GNL durante las próximas décadas, dando tiempo al desarrollo de otras tecnologías, como la del biometano (bio-GNL) o el hidrógeno renovable, capaces de reemplazar al gas natural de origen fósil en este y otros sectores de difícil electrificación. Algo que garantizaría la independencia energética respecto a los países productores de gas natural, al tiempo que supondría el uso de energía renovable y las cero emisiones.
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