Los residuos sólidos urbanos (RSU) son aquellos que se generan en el ámbito del hogar, empresas, etc., es decir, en las áreas poblacionales.
Se trata de un tipo de residuo que se genera diariamente, en nuestras actividades rutinarias, lo que supone toneladas de residuos que requieren de un plan de gestión adecuado para resolver su problemática.
Este plan de gestión debe incluir las etapas de reciclado y reutilización, pero también alternativas para la valorización energética y material, evitando el depósito en vertedero.
Dentro del conjunto de RSU se encuentra la fracción orgánica (FORSU), cuya valorización energética permite la obtención de gases renovables, como el biogás o el biometano.
Un recurso interesante para ofrecer una alternativa energética renovable y sostenible, acorde con el modelo de economía circular.
La recogida selectiva de la fracción orgánica de los residuos orgánicos
Dentro del plan de gestión de los RSU, la recogida selectiva constituye la primera etapa que superar.
Esta recogida selectiva consiste en la separación de las fracciones con el objetivo de poder llevar a cabo el reciclaje y reutilización, con un mejor aprovechamiento de los recursos, o bien poder aplicar los tratamientos adecuados para la obtención de nuevas materias primas o energía.
La separación en origen de los residuos es un aspecto clave de la recogida selectiva, ya que facilitará el reciclaje y valorización posterior, y de ella depende que se obtenga la FORSU, constituida por restos de comida, vegetales y todos aquellos residuos orgánicos susceptibles de degradarse biológicamente.
Si se lleva a cabo una adecuada separación en origen y la recogida selectiva de la FORSU, esta llega a representar hasta el 36% del peso total de RSU, lo que la convierte en una fracción importante que gestionar.
Los FORSU, una vez recogidos, son llevados a las plantas de tratamiento donde pueden someterse a procesos biológicos para su valorización, tales como el compostaje o la digestión anaerobia.
El compostaje permite la obtención de compost mediante la fermentación anaerobia de los residuos orgánicos y la digestión anaerobia su transformación en biogás.
La calidad de los productos obtenidos de esta valorización de la FORSU dependerá, en gran medida, de la calidad de la materia prima de partida, es decir, de la eficiencia en la separación de esta fracción.
Biometano a partir de FORSU
El biogás que se obtiene tras el proceso de digestión anaerobia de la FORSU puede ser purificado (upgrading) para su conversión en biometano.
Tratar en exclusiva esta fracción de residuos orgánicos para la obtención de biometano supone llevar a cabo un proceso de monodigestión, es decir, el tratamiento de un solo tipo de residuo orgánico.
Esto plantea el inconveniente de que la planta de biometano quede sobredimensionada, con altos y bajos de producción que afectan a la rentabilidad económica de la instalación.
La alternativa que resuelve este problema es el tratamiento de distintos tipos de residuos orgánicos en la misma planta mediante procesos de codigestión.
Esto supone una mejora en el balance de nutrientes y en las características físico-químicas de la materia prima.
El sistema se estabiliza, y se optimiza el proceso de producción de biometano, variando la proporción de cada sustrato hasta obtener los mejores resultados, sin olvidar el control y monitorización de otros parámetros necesarios (Tª, pH, ácidos grasos volátiles, etc) para la estabilidad del proceso. De esta forma, la instalación funciona con un mejor rendimiento y eficiencia.
Los residuos que pueden ser tratados junto a la FORSU y que mejores resultados han dado son los lodos de depuradora, aunque también se puede llevar a cabo la codigestión con otro tipo de residuos, como son los procedentes del sector agroalimentario.
Un ejemplo de esto lo tenemos en la planta de biometano que se está instalando en Llíria (Valencia), donde se gestionará la fracción FORSU del municipio, junto a los residuos orgánicos procedentes del sector ganadero y la actividad agroalimentaria de la zona.
La planta tendrá capacidad para gestionar unas 90.000 t de residuos orgánicos al año, produciendo unos 13 millones de m3 de biogás cada año o unos 60 GWh/año de energía térmica.
El biogás obtenido será sometido a un proceso de depuración para ser convertido en biometano e inyectado en la red de gas natural, desde donde se distribuirá para su consumo en industrias, hogares o como combustible para vehículos. Se estima que la cantidad de gas renovable producido podría cubrir las necesidades de 8.500 hogares.
Esta iniciativa, promovida y diseñada por Genia Bioenergy (ingeniería energética valenciana especializada en energías renovables) con el apoyo de Enagás Renovable, además de proveer de energía renovable a partir de la gestión de residuos, supone importantes beneficios medioambientales para el municipio:
- La gestión sostenible de los residuos, reduciendo el almacenamiento en vertederos y adecuándose a la normativa europea que exige que en 2035 no más del 10% de los residuos acaben allí.
- Evita la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera, reduce la emisión de olores, la proliferación de insectos, patógenos y otras molestias.
Además, la digestión anaerobia de los residuos genera los digestatos como subproducto de valor añadido, aprovechable para su uso como fertilizantes orgánicos de fácil absorción.
A nivel desarrollo económico y social del municipio, la planta de biometano contribuirá con la creación de 12 puestos de trabajo cualificado directos para su gestión y otros 60 puestos indirectos.
Aprovechar la gestión de los RSU para la obtención de gases renovables, como el biometano, es una alternativa sostenible, acorde con el modelo de economía circular, que favorece a la transición energética, aporta seguridad al suministro de energía y beneficios ambientales, sociales y económicos.
Si quieres conocer el potencial para la producción de biometano a partir de la gestión de los residuos orgánicos generados en tu industria, puedes hacer uso de la siguiente herramienta que ponemos a tu disposición: